martes, 13 de octubre de 2009

Recuerdos de Un Momento sin Tiempo


Era aquélla una tarde de esas que saben a anhelo. El ligero pero sonoro deslizar del viento se podía sentir por periodos breves que reconfortaban el alma. 

Volvía en mí mente a construirse el recuerdo de esa golondrina blanca. Blanca era como perla, blanca era como nieve, blanca era como era.

La veía volar desde tierra firme (era más seguro verla desde la certidumbre del suelo). Ella volaba, describía infinitos círculos en mágicos y provocativos vaivenes sin sentido.

Parecía a veces que su vuelo era errático, como si no supiera a dónde quería dirigirse; Ya volaba de cabeza saludando al lago, ya giraba y sonreía al Sol: Éste le devolvía el gesto.

La atrapé una vez, tendiendo una pequeña trampa, en una sencilla jaula de madera dentro de la cual coloqué un trozo de futuro. Cayó pronto pero no pude mantenerle por mucho tiempo comiendo solo certeza y un poco de alpiste. El encierro le pesaba y su plumaje comenzaba a dejar de brillar.

Una mañana, presagiosa y pura. Me decidí soltarla a volar de nuevo... Voló, giro tras giro, planeo tras planeo, infinitas maromas... destacadas machincuepas.

El viento le susurraba al oído y ella seguía el flirteo, era libre, era blanca, era mi golondrina.

Verla siempre fue mágico, tenía una especie de simpatía, que nunca pude definir como tal y profesaba algún tipo de culto al espacio, que tampoco pude adoptar.

Me limité, hasta siempre, a observar... a lo lejos su vuelo y melódico trinar, abrazaban mi corazón y me hacían sentir que en ocasiones yo podía elevarme.

Tras un tiempo de no poder acercarme, me tendía en el verde campo y sin esperarlo, me sumí en el más profundo de los sueños. Ella se acercaba y al final con grata sorpresa... PUDE VOLAR.


PARA TI MUSA DE MUSAS. BELLO AMOR A COLORES. TE AMO, GRACIAS POR OTRO AÑO. GOLONDRINA!!!!!!!!!!!!!

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